5/09/2009

"Basta de optar, queremos elegir"
el Sábado, 02 de mayo de 2009 a las 15:32

Tiempo ha, que la ciudadanía reclama con insistencia – no sé si toda la necesaria – una reforma política, mas puntualmente en el sistema electoral – que nos permita ejercer seriamente y sin condicionamientos el derecho a elegir a nuestros representantes.

Tiempo ha, que la dirigencia política nos viene prometiendo esa reforma.

En mis 20 años en los medios de comunicación no ha habido político que no me haya expresado, hasta con vehemencia, la necesidad de terminar con las “listas sábana”.

Como UDs. verán, “del dicho al hecho hay un trecho”.
En ese trecho está el negocio de los políticos, ellos saben que terminar con las listas sábana es “escupirse el asado”, y no están dispuestos.

Las listas sábana asesinan la democracia – casi moribunda – ya que en lugar de darnos a nosotros los soberanos, la posibilidad de elegir a quienes creamos sean nuestros mejores representantes, nos obligan a optar por los representantes que los aparatos políticos nos sugieren como los mejores para representarnos.

Hace mucho tiempo que nos hacen el verso y otro tanto que nosotros se los estamos permitiendo. ¿Hasta cuando?

Como hicimos con el reclamo por la inseguridad, la ciudadanía podría ver la posibilidad de reclamar también por nuestro derecho soberano de elegir y demostrarle al Ejecutivo y al Legislativo que estamos hartos de optar.

Que no estamos dispuestos a seguir permitiendo que en la “cocina” de los aparatos, se condimenten las sábanas con los “toma y daca”, los “cuanto me das, para que yo te dé” y sigan jugando con la ciudadanía al “tomala vos, dámela a mí” en un partido a puertas cerradas o políticamente hablando, con un sistema electoral de listas sábana y además cerradas.Siempre hubo quienes, para hacernos creer en alguna voluntad de cambio, cada tanto proponían las famosas “internas abiertas”.Nos entusiasmábamos, ya que por lo menos podíamos participar y era como mandar las sábanas a la tintorería, los independientes – no afiliados – podíamos votar en las internas de los partidos para mejorar, pulir o limpiar las sábanas de los indeseables de siempre que se escondían detrás de ellas para convertirse con todo desparpajo en nuestros “legítimos” representantes.Con Duhalde (2002) lo logramos, no sé si por distracción o por miedo a una ciudadanía que se imponía a puro cacerolazo y pedía “que se vayan todos”, pero sancionaron la ley 25.611 y tuvimos internas abiertas en el papel (ley); en la práctica nos mostraron el dulce y nos lo quitaron. Se suspendieron (2003), pero nos dijeron que por única vez ¿se habrán dado cuenta que las consecuencias y los efectos no queridos podían pegar duro, si el peronismo tenía que elegir candidatos en internas abiertas?En el 2005, para demostrar que tenían “palabra”, nos dijeron: ¿quieren internas abiertas?, acá están. Lo cierto es que fueron sólo elecciones legislativas en 15 provincias y sin presencia de candidatos de peso (cualitativo, no cuantitativo). Un fracaso. Nadie fue, nadie creyó que fuera un cambio en serio que nos abriera una posibilidad de cambio, creímos que nos tomaban el pelo una vez más.No nos equivocamos; pero nos equivocamos. Les dimos el pie para el argumento que sostiene el reciente proyecto de un diputado justicialista en la iniciativa de suspender nueva y – desde mi observador – definitivamente las internas abiertas. Dice en el proyecto, en otras palabras, “tanto jorobaron que les dimos la oportunidad y no la aprovecharon”. Sí, me imagino escuchándolos, mientras leen: “no pueden ser tan caraduras”. ¡Como que no pueden, claro que pueden!Una propuesta: quieren seguir con las listas sábana, sigan. Propongan los personajes que quieran, pero que sea utilizando el sistema electoral de “las tachas” o con mas rigor el sistema de voto preferencial.Este nos permite entrar al cuarto oscuro con un lapicito en la mano y tachar o agregar candidatos, o cambiar de lugar (el que esta 1º lo ponemos 10º o viceversa) en la misma lista o lo pasamos a otra. Elegimos, armamos nuestro propio menú de candidatos y votamos a los que se nos dé la gana y sintamos que nos representará bien. Es mucho pedir, querer una democracia representativa en la que el pueblo soberano pueda elegir a quienes lo representarán y les pagara, además, por ello.Ayer, un político con quien conversaba este asunto me decía: “estoy confundido con este tema” y no sé porque yo escuchaba “no me quiero hacer cargo de este tema”. ¿Será mi deformación de coach ontológico?La realidad que no tendríamos que ignorar, es que los políticos no se van a hacer cargo, como vienen demostrándolo. Nosotros, los ciudadanos ¿estamos dispuestos a hacernos cargo?Le confieso algo, a mí me encantaría ser tintorero si de limpiar tantas “sábanas manchadas”, se tratara.

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