5/12/2009

DEFRENTE - editorial

19.07.05 -

El martes pasado le comentaba que desde mi observación de la realidad, nuestra Argentina tiene un gran desafío por delante y este es hacerse cargo de que no todo esta perdido y que podemos abrirnos a la posibilidad del cambio. Que el cambio depende de todos los argentinos de buena voluntad que estemos dispuestos a remover las causas que dieron origen a los problemas que desde hace mas de 50 años nos afectan.

La posibilidad la tenemos, requiere compromiso y acción. Esa capacidad de acción es poder.

En el concepto de poder, es donde debemos poner el foco y el compromiso para generar la posibilidad de un contexto de cambio.

Decía la semana pasada que el “guión esta escrito”, sin embargo nuevamente los argentinos estamos financiando la realización de una vieja película, con el mismo guión sin contenido, los actores de siempre y un costo cada vez mas elevado.

Un guión sin debate de ideas, en el que las conveniencias desplazan a las convicciones y todo esta focalizado en la lucha del poder por el poder mismo.

Dijo Lincoln “la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, yo escucho que queda bien claro quien es el dueño del poder en una democracia representativa y republicana, que se precie de tal: EL PUEBLO.

En Argentina, yo no lo observo así, el poder es del peronismo y el peronismo es el poder. Con distintos disfraces, pero peronismo al fin. No creo necesario explicar mucho, esta opinión. Los hechos por sí mismos, me relevan

Esta situación, de la que en cada uno de nosotros está hacernos cargo, nos genera resignación, esto es “que querés, para qué, si por fuera del peronismo, no se puede, no es posible”

Cómo salir de esta resignación?
Tal vez, pudiendo ver y haciéndonos cargo que el PODER es el problema y la crisis y que la visión y el compromiso hay que ponerlo en transformar de raíz el concepto de poder.

Reencontrarnos con nuestras raíces, con los principios que hicieron grande a la Argentina; recuperar la creencia del poder al servicio, del poder como medio para promover el bienestar general y soltar el paradigma del poder como medio tan solo para el poder mismo como fin. Este paradigma ha generado una inversión de la pirámide de valores de un Estado de Derecho, donde el derecho se convierte en relativo y el poder en absoluto.

Esto tiene que cambiar, esto puede cambiar. Si hemos sido capaces de llegar a este estado de cosas, también podemos construir o reconstruir otra interpretación que nos genere el contexto para la posibilidad de construir un contra-modelo.

Un camino es apoyarnos en el triángulo virtuoso de la ética: de la convicción, de la responsabilidad y de los valores en acción. Buscar equilibrio entre convicciones y responsabilidad.

Un buen comienzo para iniciar el proceso de aprendizaje y comenzar a recorrer el camino del cambio es, “darnos cuenta”, “hacernos cargo” y animarnos.

Es aprender a ser, para hacer. Es abrirnos a la posibilidad de elegir ser ciudadanos y no masa, para redefinir paradigmas, desde una nueva forma de pensar y ver el mundo, que nos permita soltar las viejas creencias que nos han conducido a este punto.


La salida esta adentro nuestro.

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